Niños y niñas con autismo durante la pandemia de coronavirus
Actualizado: 20 oct 2021

Volver al colegio ha sido todo un reto a nivel social y emocional. Se trata de un proceso intenso que requiere de elevada adaptación y flexibilidad para todos los niños y niñas en edad escolar y sus familias, especialmente para aquellos dentro del espectro del autismo (TEA).
Los principales desafíos que las familias y los niños y niñas con TEA tienen que afrontar en estos momentos están relacionados con:
Seguir y mantener las normas de los protocolos pautados por cada centro educativo y conseguir entornos de aprendizaje seguros (toma de temperatura, lavado de manos, uso de gel desinfectante, distancia de seguridad, uso de mascarilla, etc.)
Adaptarse a las nuevas rutinas, nuevos espacios fuera de casa y a las situaciones grupales de reencuentro con los compañeros en condiciones diferentes a las del curso anterior (grupos estancos, restricción de movimiento en los espacios físicos, referentes educativos distintos, etc.)
Afrontar el posible impacto en la conducta y en las emociones de los niños como consecuencia de la vuelta a la escuela en un contexto con restricciones a nivel social y físico (alteraciones en el estado de ánimo, negativa a salir de casa, problemas para tolerar los cambios, etc.)
Algunos niños podrán seguir sin grandes dificultades estos requisitos y necesitarán un acompañamiento mínimo para garantizar su bienestar y comprensión de la "nueva realidad" en las aulas. Otros, sin embargo, pueden necesitar más tiempo de habituación, una estructura estable y predecible, y apoyos visuales, temporales y físicos para tolerar lo mejor posible este curso escolar en unas condiciones tan novedosas.
Ayudar en la adaptación a la escuela en las primeras semanas
El retorno a las aulas durante estas semanas podría resultar compleja para algunos niños y niñas con TEA. Ante esta situación es importante adecuar el ritmo de incorporación al contexto escolar, según las necesidades actuales de cada persona y las circunstancias familiares del momento, así como a la disponibilidad de los recursos educativos vigentes. Es muy importante tener en cuenta que a lo largo de los meses sin escuela se han generado nuevas rutinas que ahora se ven modificadas y que no todos los niños están igualmente preparados para hacer frente al cambio.
Para ayudar a que los niños y niñas con TEA en su reincorporación a la escuela se recomienda:
Las familias deben informarse previamente de los apoyos disponibles en el centro escolar y los objetivos para su hijo o hija durante este curso, con el fin de poder explicarle el escenario que se encontrará.
Anticiparle que el colegio será diferente al que dejaron antes del confinamiento y que tanto adultos como compañeros pueden llevar mascarilla y se deberá mantener la distancia física recomendada. Puede ayudar ponerle un ejemplo claro de lo que significa "distancia física" abriendo los brazos en cruz, como un avión, para mostrarle que no puede superar este espacio ni tocar al otro.
Si al niño o la niña le gusta ir a la escuela y tiene ganas de ir es adecuado generar un discurso positivo en relación a los aspectos agradables que se volverá a encontrar: hacer actividades conocidas, ver sus referentes educativos y compañeros, volver a espacios reconfortantes, etc.
En caso de que la vuelta sea un reto y el niño no quiera volver de ninguna manera, se deberán valorar bien los recursos necesarios para garantizar su acompañamiento durante las primeras semanas y anticipar las consecuencias de su asistencia a la escuela, ya que puede desregularse y presentar comportamientos de evitación o malestar emocional.
Tiempos progresivos de exposición en el entorno escolar pueden ser de ayuda, así como permitir el acompañamiento por parte de un cuidador de referencia que se le haya asignado. Puede ser un compañero que le apoye con ayuda del referente adulto.
Establecer un horario claro (visual o escrito) de las actividades en la escuela. Potenciar la posibilidad de hacer tareas motivadoras para favorecer emociones positivas y una buena re-vinculación con el ámbito escolar. Aprovechamos estas semanas para asegurar una reincorporación progresiva pero segura, con actividades reguladas que no generen estrés ni desazón, sino que puedan ser ajustadas a las condiciones y necesidades de cada niño o niña con TEA.
¿Cómo puedo ayudar a mi hijo o hija a tolerar llevar la mascarilla?
En algún momento la familia puede necesitar un certificado específico de exención de llevar la mascarilla, que puede solicitar a su profesional clínico de referencia.
Sin embargo, es importante practicar el uso de mascarilla con nuestros hijos e hijas cuando superen la franja de edad indicada (menores de 6 años), para poder llevarla en entornos en los que sea imprescindible o bien para practicar que toleren que los otros la lleven a su alrededor.
En los casos que sea imprescindible el uso de la mascarilla puede ayudar:
Usarla en periodos breves de tiempo (de 2 a 3 minutos) primero en casa y haciendo alguna actividad divertida.
Aumentar el tiempo de forma gradual en casa y observar si el niño lo tolera.
Si el niño o niña lo acepta, ponerle la mascarilla a ratos breves en la calle y en el aula, indicando al profesional referente como hacerlo.
Utilizando la mascarilla en sus muñecos favoritos para favorecer la normalización de su uso.
En todo momento será útil el modelado, es decir, que vea como sus referentes más cercanos también se la ponen.
Nuevamente hay que recordar que la instauración de nuevos hábitos se consigue cuando lo que se quiere enseñar puede ser tolerado por la persona y se repite de forma consistente y coherente.
Las Historias Sociales y cómo pueden ayudar a explicar a los niños y niñas con TEA el nuevo contexto escolar
Las Historias Sociales (C. Gray) son una presentación, narrada, escrita y/o ilustrada, de una circunstancia o evento social. La situación actual derivada de la COVID-19 puede ser ilustrada de forma ordenada y se puede aprovechar la historia social para clarificar los procesos emocionales, sociales, escolares, familiares, etc, asociados que generen confusión en el niño.
El objetivo sería detectar cuál es el escenario que genera dudas o problemas y valorar sus posibles soluciones. Las Historias Sociales se pueden adaptar al perfil de cada niño con TEA y a las posibilidades de su entorno.
Constan principalmente de 4 pasos: descripción, perspectiva, dirección y conclusión.
Podemos encontrar recursos en Internet para elaborar Historias Sociales. A continuación, se ofrece un ejemplo aplicado a la circunstancia actual:
1) Descripción: Las cosas han cambiado desde que empezó la COVID-19. Tuve que quedarme en casa sin poder ir al colegio. No he podido ver ni a mis profesores ni a mis compañeros en todo este tiempo. Han sido como unas vacaciones muy largas.
Eso me ha hecho sentir ________ (indica la emoción de tu hijo o hija). Es posible añadir una imagen/ foto/ pictograma para acompañar el texto.
2) Perspectiva: Ahora es posible volver al colegio, pero las cosas serán diferentes:
Tendré que hacer cola a la entrada sin tocar a mis compañeros.
Me tengo que lavar las manos varias veces al día.
Añadir otras indicaciones relevantes para cada niño o niña.